Necesito alguien que me haga no pensar. Alguien que sea capaz de hacerme soñar con tan solo una mirada. Alguien que con una simple caricia logre llevar mi mente a otro lugar. Que una hora con esa persona valga más que toda mi vida en soledad. Que me de ganas y orgullo de presentárselo hasta al árbol de la vereda. Alguien que se haga presente en cada instante de mi existencia. Alguien que con el que este siempre a la par y de su mano no me aleje.
Alguien que mas que entenderme sepa aceptarme. Que no sea amigo de los reproches y de vez en cuando le peguen algunos celos. Con el que, al juntarnos, nuestros males se apaguen. Al que mi presencia le valga tanto como a mí la suya. Ese alguien con el que quiera pasar toda la vida, con el que la palabra “amor” sea más que un sustantivo, un verbo infinito.
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