jueves, 20 de enero de 2011

Vida.

Se sentía solo. Es que estaba solo. Tenía frio  y hambre. Hacia tiempo que estaba en ese lugar, aunque no fue su decisión. No se sabe quien lo decidió pero fue totalmente involuntario. Él se vio solo allí, enfrentado a una increíble extensión rocosa llamada montaña. Dicen que el que invento esa inmensidad y todo a su alrededor fue el mismo que lo hizo a él y a sus compañeros, que en ese momento no lo acompañaban, llegar a aquel lugar. A mi me cuesta creerles. Él ya había recorrido un tramo del camino. Respiraba involuntariamente pero  cada respiro intentaba pensarlo. Era cauteloso. Era un hombre triste. Un hombre a mitad de camino. Y eso que recién comenzaba a escalar.

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